28.7.08

Track 50: Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas (?)

Querámoslo o no, hombres y mujeres somos distintos. Porque el Pulento así lo quiso, aunque las feministas quieran convencernos de lo contrario. Que se busquen mino mejor.
Estaba haciendo nosequéhueá, y tuve un pensamiento terrible iluminador: que las luchas libres soy-terrible-rudo-porque-pego-patadas-de-mentira son a los hombres como las teleseries cebollentas-has-quedado-ciega-conchalevale a las mujeres; y que cualquier grupo musical practicante del onanismo instrumental, onda Dream Theater uy-me-mojo-tocando-mil-notas-por-segundo es a los hombres como cualquier cantante cebollento-pintoso-su-colaless-es-mi-sueldo es a las mujeres.
¿Se entendió algo? Seguramente poco. Y es que, en realidad, hay poco que entender. Pero fue suficiente para que me sentara a escribirlo. Algo es algo (... que frase tan sabia y decidora... la pondré de nickname en el MSN).


1. La Problemática Televisiva:


Por más que las mujeres intentemos obviarlas o pasar por cool diciendo que no nos interesa (...como las feministas, pero esas se creen hombres) las teleseries son nuestra debilidad: mexicanas (alabado seas, oh Televisa), brasileñas (TV Globo que estás en los cielos, santificado sea tu nombre) o er producto nacionals (TVN, Canal 13 y CHV... que sacan de apuro), más de alguna vez nos hemos quedado atrapadas por una trama sufriente y moquillenta que hará de nuestro planchado o cocinado un momento emocional. Da lo mismo que hayamos visto a la misma tipa en otra teleserie haciendo un papel sospechosamente parecido y con una trama sospechosamente similar, siempre estará presente la sensación de novedad, de imaginarnos que por fin Pepe y Pepita serían felices, para que luego esta última quede ciega -conchalevale- y suframos al empatizar con su dolor, el que, por qué no, algún día podría transformarse en el dolor propio.
Si hablamos del galán, la cosa se pone distinta. Por más que nos toqueteemos pensando en el masho recio que protagoniza el entuerto imaginando que nos hace cosas coshinas (oh mai gosh), tenemos claro que JAMÁS nos va a tocar un mino de esas características. Si de por sí ya rozan la perfección con sus trabajadas calugas y su bronceado fascinante vivo-en-el-solarium-para-estar-rico style (aunque a algunos se les pase la mano... como al hueón ese que leía las noticias, Cruz-Johnson... aunque estoy defecando fuera del tiesto al parecer, porque ese pelotas de galán televisivo no tiene nada...), y los papeles que encarnan generalmente hacen alusión a un hueón tierno, comprensivo, adorable, amable... cualquier cosa, menos un tipo que uno pueda encontrar en la vida real, debemos tener claro (por más que algunas lesas les cueste asumirlo) que ese tipo de ejemplares NO existen más que en el inconsciente colectivo (de hecho, a mi me tinca que son muñecos de cera a pilas... y a la larga el uso funcional sería el mismo, porque las minas también terminan ocupando unas hueás a pila que los reemplazan -me han contado-, así que no todo es tan malo, después de todo...) y que por ende un galán como ese jamás será el galán propio. Debemos conformarnos con el fofo con cara de pajero, bueno pa ver fútbol y tomar cerveza, el que, si tenemos mucha suerte, no será pelado ni tendrá mal aliento.

Por su parte, si hilamos fino y hueá, podemos observar que las luchas libres se parecen a las teleseries en varios aspectos. El primero de ellos es que tienen una trama, la que, al igual que la trama de las teleseries, vale callampa, pero que igual logra captar la atención del neanderthal promedio. Por más que sea una colección de idioteces, al final igual, cuando va a quedar la cagá, uno exclama ¡OOOOHH SE PITEARON A TRIPLE X!, mientras de fondo se escucha al locutor con ese acento culiao diciendo ¡LE DIO, Y NO CONSEJOS!
El segundo aspecto en que se parecen es que en ambos tipos de programa hay héroes y heroínas. Esas chanas que salen en la lucha libre claramente son indecentes al lado de la virginal muchacha protagonista del drama cebollento, pero dentro de sus respectivos contextos, son equivalentes funcionales. Lo mismo pasa con el héroe, aquel macho recio hinchado de tantos esteroides, en el caso de la lucha libre, y aquel lolito bueno para el gimnasio y el solarium, en el caso de las teleseries.
Además, en ambos programas se desarrollan luchas cuerpo a cuerpo dentro de un ring. En el caso de la lucha libre, un ring de verdad, mientras que en las teleseries, el ring de cuatro perillas, el potrero, la playa o la hueá que sea, resulta ser análogo. En ambos lugares se desarrollan momentos tensos: cuando Triple X le saca la chucha a Fulaneitor y cuando el galán hace mieeerrrrr a la virginal protagonista; después de todo, ambas son arduas batallas. ¡Al abordaje, muchachos! y weá.
Finalmente, el aspecto más evidente que tienen ambos formatos es que trabajan en base a la ilusión. Presentan tramas ficticias, con personajes televisivos ficticios, que sirven para la entretención ocasional del televidente. Aunque algunos traspasen la línea y se transformen en fanáticos ñoños, lo cual los hace doblemente estúpidos.
Lo más notable del asunto es que las mujeres se cagan de la risa por la idiotez que es la lucha libre y los hombres, a su vez, se cagan de la risa de las teleseries que ven las mujeres. Y en el fondo, si me permiten una sutileza, son la misma mierda con distinto olor.

2. La Problemática Musical:

El caso musical es más difícil de entender. Es más: ni yo lo entiendo. Pero como quería puro escribir acá y no se me ocurrió nada mejor, intentaré clarificar el asunto de todas formas.
Quisiera partir reflexionando sobre aquellos grupos o solistas que se dedican a hacer del onanismo musical un estilo de vida. Aquellos que mientras más notas logren hacer por segundo, más bacanes y superiores se creen. A la larga, en vez de resultar un aliciente para que la música en sí se torne atractiva y entretenida, te terminan lateando. Pero a los hombres les encanta; se les derriten los helados por ello. Generalmente, a hombres ñoños, cuya única compañía en aquellas largas y solitarias noches de invierno, primavera, verano y otoño es la infalible Manuela. En suma, son unos pajeros; los músicos y los fanáticos.
Y si hablamos de la música mamona, inevitablemente pensamos en minas. Mujeres para quienes la FM 2 es un estilo de vida, a quienes les palpita (gracias, profe) cuando ven al mijito rico que canta y que sufren esas líricas tan originales aunque hayan vuelto recién del motel... es que esto del sentimentalismo es cosa seria.
En el fondo, se suponía que iba a desarrollar más este punto, pero, para ser sincera, se me olvidó el resto de lo que iba a poner acá. Para mi suerte, no se me olvidó la conclusión, que es lo más relevante de esta sección. Y es que ustedes se estarán preguntando ¿qué diablos tiene que ver la música ultra virtuosa con la música infra virtuosa? En realidad, nada, pero si una es pajera y la otra mamona, tienen un gran elemento en común: el pico. Brillante, Fran, brillante.

Estoy temiendo que la NASA llegue en cualquier momento a buscarme. O en volá los rusos. Así que mejor me voy.

Saludos.


Yeah.








Yeah

Kyuss
Blues for the Red Sun
Dali Records (1992)

3 comentarios:

Diego E. Sandoval Gómez dijo...

sinceramente... todavía no leo lo que escribiste, pero quería ser el primer weón en postearte... eso, ahora te leo xD

PD: son chacales esos paints culiaos xD

(escucha lost in momentos... peazo'e canción y te la mandé ¬¬)

Diego E. Sandoval Gómez dijo...

sí, escribí "momentos" ¬¬
no estoy muy sobrio que digamos... pero filo, ya terminé ¬¬

xD mejor paro de dar jugo
dasd
(te podría dar un análisis sociológico de lo que describiste, pero puta, soy agrónomo así que no le hago a esas cosas... como tal, puedo decirte un simple y banal "me cagué de la risa" sin mayores preámbulos ni wuifas varias...
pues, Me cagué de la risa xD. eso.
saludosss)

Anónimo dijo...

JjajajajajajajJJAjajajajja....EL PICO! jajajajajajja